Casa Estudio Hill

La conservación de un fresno se convirtió en la primera razón de cada gesto del proyecto y llevó a una composición de volúmenes que buscaba la forma de estructurarse alrededor del árbol. Así, dos patios y tres volúmenes se intersecan en el núcleo de circulaciones verticales, diferenciándose por el distinto tratamiento de la cancelería alterando la percepción de ligereza o solidez.

Diseñada para un productor musical y artista, la vivienda debía funcionar al mismo tiempo como espacio habitable y como un estudio profesional de grabación. La calidad acústica y disposición de cada uno de los espacios que componen el proyecto logran que todos sus módulos operen como una extensión del estudio.

En la planta baja, el volumen de acceso, sólido y denso, alberga el propio estudio. A continuación, sigue el volumen destinado a la zona de estar, ligero y abierto, que se relaciona, al fondo, con el patio principal donde se encuentra el árbol. Sobre ambos cuerpos inferiores, articulados a través de la escalera y patio centrales, se sitúa el tercer volumen, que contiene las habitaciones y dependencias privadas, y se abre también al gran fresno con toda su fachada en una composición geométrica de ventanales. Los tres volúmenes se relacionan con el exterior en diferentes direcciones, incrementando la entrada de luz natural y generando vistas que integran la composición del programa.

La búsqueda de la disolución de los límites entre los volúmenes y los vacíos lleva a la sensación de continuidad, integrando el interior y el exterior en un único espacio.

 

Colonia Florida, Ciudad de México, 2013.

220 m2

Fotografías: Onnis Luque

Edificio de Rectoría, Escuela Bancaria y Comercial (EBC)

La propuesta estuvo determinada por la premisa del respeto máximo a la construcción existente, partiendo del interés de recuperar e intervenir una edificación con estas características. Nunca se pretendió adoptar el mismo lenguaje ni mimetizarse, sino que, a partir de entender las distintas épocas a las que pertenecen, se buscaron las herramientas para crear un diálogo en el que lo nuevo no interfiriera con lo existente. Las formas neutras y la presencia del cristal en el acabado material son estrategias para hacer desaparecer la intervención con el fin de seguir dando protagonismo al edificio existente.

La escala del programa llevó a la decisión de dividirlo en dos volúmenes que pudieran relacionarse de forma sutil con el edificio original: un volumen de proporciones más horizontales que se posa sobre el principal y un segundo, como bloque exento vertical, que articula el final del patio actuando como telón de fondo.

El edificio existente se interviene en el interior para generar un vacío central que actúa a modo de patio distribuidor de comunicaciones verticales y horizontales de todo el conjunto.

 

Colonia Juárez, Ciudad de México, 2012

3,200 m2

Fotografías: Rodrigo Chapa

Cuna de Tierra

La reacción ante dos fuerzas externas —el programa y el entorno natural— hacen de este proyecto una especie de respuesta inevitable. Por una parte, la aproximación al lugar a través de la tierra, la misma que alimenta las vides y colorea el paisaje, que es empleada en el sistema constructivo de tepetate colado. Por otra, la fragmentación del programa en volúmenes que corresponden a los pasos del proceso de elaboración del vino y su distribución, atendiendo al orden de las operaciones en este ciclo.

Esta discontinuidad permitiría en un futuro la adición de nuevos cuerpos, en caso de que el programa así lo requiriera. Juega, además, un papel fundamental en el comportamiento térmico y funcional del edificio, así como en el asoleamiento de las superficies, donde cada cuerpo se convierte en un generador de sombra para su contiguo. Por ello, en esta composición son tan importantes los llenos como los vacíos de los patios interiores y de las plazas entre volúmenes que, además de operar como patios de trabajo, permiten la iluminación y ventilación natural de los espacios interiores.

La necesidad de oscuridad para la correcta conservación del vino es un requisito determinante, por lo que esta relación de lleno y vacío se convierte en la razón de ser de este proyecto, cuya forma particular de vivir el espacio se da desde la experiencia de la intermitencia.

 

Dolores Hidalgo, Guanajuato, 2011

1,800 m2

Fotografías: Ignacio Urquiza / ESTUDIO URQUIZA Taller de fotografía